Recomendados por la Guía Michelin: tristeza por el cierre de dos emblemáticos restaurantes de Buenos Aires

El escenario económico actual en la Argentina continúa afectando duramente a diversos sectores, y la gastronomía de lujo no es la excepción.
En las últimas semanas, dos de los restaurantes recomendados por la Guía Michelin en la Ciudad de Buenos Aires anunciaron su cierre definitivo, dejando en evidencia la crítica situación que atraviesa el rubro.

"La situación no es temporal y eso es lo grave. No se puede ver a dónde termina esta crisis", expresó con preocupación un empresario gastronómico con casi dos décadas de experiencia en el rubro.
Franca, inaugurado por el chef Julio Báez a fines de 2022 luego del éxito de Julia, anunció que brindará su último servicio el próximo sábado.
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A través de un comunicado en redes sociales, el equipo explicó: "Este cierre es el resultado de una realidad económica que nos toca profundamente y ya no podemos sostener". El restaurante Sál, por su parte, dejó de funcionar a fines de mayo, también como resultado de las dificultades económicas.
"Es una ecuación que no le cierra a nadie. Al cliente porque le resulta caro. Al personal porque no le alcanza el sueldo y a los dueños porque no nos cierran los costos", explicó el propietario de un restaurante de alta calificación en el barrio de Chacarita, describiendo una dinámica que se repite en numerosos locales.
Turismo en caída y costos insostenibles: la situación de Franca y Sál, dos emblemas porteños
Ambos restaurantes formaban parte de los apenas 56 establecimientos porteños incluidos en la selecta Guía Michelin, un reconocimiento que se concede a una élite gastronómica entre más de 25 mil locales registrados en la Ciudad.
La baja sostenida del turismo internacional también contribuyó a este panorama desfavorecedor. "El turismo cayó mucho y se nota. Tal vez no afecta tanto a los lugares top top como Don Julio, pero a los que vienen atrás los mata", explicó un empresario con local en Palermo.
Nicolás Díaz Martini, chef de Sál, también puso en palabras para La Política Online la presión que enfrentan los responsables de estos espacios: "Buenos Aires es carísimo respecto de cualquier lugar del mundo. La competencia ya no es contra otro restaurante, es contra comprarte un par de zapatillas o ir al teatro. Eso te obliga a ser recontra prolijo con los números, pero igual, si se te rompe el horno o la heladera es un desbarajuste".