La santafesina que emigró por amor y terminó dando clases a niños argentinos en Washington

Maritza Gueler atravesó el continente y se casó, pero el destino le tenía un giro preparado. Fue docente y hoy tiene dos libros infantiles publicados.
Maritza Gueler, la santafesina que emigró por amor y terminó dando clases a niños argentinos en Washington
Maritza Gueler, la santafesina que emigró por amor y terminó dando clases a niños argentinos en Washington Foto: Gentileza

Maritza Gueler nació en Argentina, en Santa Fe capital, y emigró a los Estados Unidos en 1999. El amor había tocado a su puerta y siguió a su corazón instalándose con su flamante marido en San Francisco. Pero al tiempo se separó y su camino tomó otro rumbo.

Estudió inglés pero le costó encontrar su lugar en el país del norte: “Durante los dos primeros años no podía volver a mi país por la residencia. Me fui pensando que en cinco años volvería, pero pasaron 26 y sigo en USA”, revela en diálogo con Canal26.com.

Maritza Gueler, la santafesina que emigró por amor y terminó dando clases a niños argentinos en Washington Foto: Gentileza

Buscando algo para hacer, ya que su curiosidad y el ejercicio del periodismo la llevan a encontrar actividades alternativas, fundó en 2001 la revista Danzahoy, la primera y única publicación en español hecha en EEUU dedicada a esta temática.

“Empezó porque en ese momento los latinos eran la primera minoría -revela-. La iba a hacer impresa pero justo vino el 2001, todo se complicó y terminé publicándola online. Sigo actualizando la página y tengo colaboradores de distintos países para cubrir la mayoría de las danzas. Por ejemplo publicamos una nota sobre un programa de tango para gente con parálisis que se está haciendo en Washington, a cargo de una neuróloga. Me enorgullece difundir este tipo de temas”.

Maritza Gueler, la santafesina que emigró por amor y terminó dando clases a niños argentinos en Washington Foto: Gentileza

Lo bueno y lo no tan bueno de vivir en Estados Unidos

Mientras iba diversificando sus oportunidades laborales, negándose a ser simplemente esposa y ama de casa, la relación matrimonial se fue resquebrajando, hasta que Maritza tomó la decisión de separarse. La distancia física fue de gran ayuda en este proceso, ya que se instaló a vivir en la costa este y empezó a trabajar como asistente en la Sección Cultural de la Embajada Argentina en Washington DC.

Allí, mientras coordinaba la realización de ciclos de cine, teatro y música o muestras de arte, fortaleció su relación con los niños pues comenzó en 2008 a enseñar en la Escuela Argentina de Washington. Se trata de una entidad independiente con más de 45 años en el ámbito de la educación que imparte clases en castellano para los hijos de los argentinos que viven allá.

Maritza Gueler, la santafesina que emigró por amor y terminó dando clases a niños argentinos en Washington Foto: Gentileza

Y fue justamente a través de esas clases, creando personajes e historias para que los chicos participaran, que surgió su carrera como autora infantil: “Los libros que teníamos a disposición no me gustaban, entonces empecé a pensar personajes que luego usé en el trabajo con mis chicos de 10 años. Ellos lo pasaron fantástico. Hicieron unos trabajos maravillosos de recreación y me incentivaron a escribir relatos que posteriormente fueron publicados".

En ese tiempo publicó Morronga y León, una historia de amor; Hernán y el bosque de los secretos, (“ambientada en Bariloche y que toca el tema de la ecología”); y participó de la antología Cuentos Diversos.

Esta actividad como ninguna otra llenó su mundo, pues lo que más extraña Maritza es la forma amiguera de los argentinos: “En Buenos Aires es común decirle a otro de la nada ¿nos encontramos a tomar un café?, juntarse y prolongar la charla por horas. Es lo que me ocurre cuando visito la ciudad. Tengo mucha gente para ver y los encuentros se multiplican y alargan. Aquí no es así, y para ver a los pocos amigos que tengo debo manejar por más de una hora luego de trabajar durante todo el día. El estadounidense es más reservado, además de que vive para trabajar porque es la única manera de mantener el nivel de vida y pagar la hipoteca de la casa”.

Pero algo le tiene que gustar del país en el que reside desde hace casi 30 años: “Si bien pude adaptarme a una manera de vivir y he podido hacer amigos, americanos e inmigrantes, tiene de positivo que es un país ordenado, que posee una organización muy buena. No hace falta caminar 20 cuadras para encontrar un cajero de banco con efectivo, por ejemplo. También es una sociedad mucho más consumista que la nuestra y hay más facilidades para comprarse una casa".

“A mí lo que me gusta es cómo han sacado provecho de la historia. Especialmente en Washington, donde se encuentra el circuito de los museos de Smithsonian. Estados Unidos tiene ciertas similitudes con la Argentina en relación a la diversidad del paisaje, que es muy interesante. No recorrí todo el país, pero tiene sitios muy bonitos, que también saben aprovechar y cuidar. Hay muchos parques nacionales y eso es un regalo”cuenta.

En el final de la entrevista, Maritza confiesa que, en lugar de visitar Argentina para llenarse de encuentros con sus afectos, últimamente está considerando la posibilidad de volver a vivir entre nosotros.