Ideal para no gastar de más: cómo reconocer una buena hamburguesa antes de comerla

Las hamburguesas son uno de los platos más populares del mundo, ya que es fácil de cocinar, además de tener sabores deliciosos. Puede tener sus versiones gourmet, caseras o incluso industriales y no todas son iguales, ya que algunas tienen mucha mejor calidad -y nutrición- que otras. Su base, de carne picada, tiene algunas claves importantes a tener en cuenta para comer la mejor hamburguesa y distinguir su sabor.
La carnicería La Madurada, a través de su cuenta de TikTok, les enseñó a los internautas a detectar una hamburguesa de calidad, poniendo su foco, por supuesto, en su ingrediente principal.

“La vista no engaña”, aseguran desde La Madurada. Una hamburguesa hecha con carne fresca debe tener un color rojo intenso y parejo, lo que indica que se utilizaron buenos cortes y que no ha sido almacenada en exceso.
Por otro lado, si presenta tonos grisáceos, apagados o muy oscuros, podría tratarse de carne envejecida, procesada o mezclada con aditivos que afectan su sabor y frescura, afectando la calidad del plato. ¿Pero qué más tenemos que tener en cuenta?
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Qué cosas tener en cuenta para conseguir una buena hamburguesa casera
Hacer una buena hamburguesa casera va mucho más allá de juntar carne picada, pan y aderezos. Hay algunos detalles que son simples, pero fundamentales, que pueden marcar la diferencia entre una buena cena y una que incluso pueda causar enfermedades. ¿Cuáles son las claves?
- Textura y aroma:
La textura ideal es firme pero elástica, jugosa, y con un equilibrio justo entre carne magra y grasa. Si al tacto se siente seca, granulosa o demasiado compacta, probablemente fue manipulada en exceso o tiene conservantes que alteran su calidad.
En cuanto al olor, la diferencia es muy marcada: las hamburguesas industriales suelen tener un olor plano o artificial, mientras que las artesanales conservan ese perfume intenso y natural de la carne fresca, que invita a cocinarlas sin demasiado agregado.
- El proceso de preparación:
Una hamburguesa casera se hace con carne picada, con seleccionado fino y proporciones adecuadas (generalmente, 80% carne magra y 20% grasa). A esto se le suma apenas sal y pimienta. Nada más.
Un error muy común, es agregar pan rallado o huevo a la carne, pero debe evitarse, y que cambia la estructura de la carne y la transforma en una albóndiga. Además, la hamburguesa que mantiene su forma al cocinarse es una señal de que la carne es buena.

- El pan y los acompañamientos:
Aunque la carne es la estrella, el pan y los toppings tienen un rol clave. Si el pan no es el adecuado, la experiencia se arruina. ¿Qué elegir? Pan fresco, firme pero esponjoso, que no se desarme con los jugos de la hamburguesa.
Los clásicos de sésamo o artesanales son grandes opciones. En cuanto a los acompañamientos, se puede armar con lechuga, tomate, queso y aderezos, aportando textura, frescura y sabor.
De esta forma, cada bocado va a ser una experiencia equilibrada, rica y auténtica, garantizando una comida de calidad, lejos de conservantes y grasas de más.