El histórico café de Palermo con la mejor cocina de bodegón donde el Che Guevara soñó su viaje por Latinoamérica

En un barrio porteño que parece transitar una constante transformación, resiste un café que supera los 100 años de existencia y que mantiene su tradición y señorío. Conocé cómo nació el vínculo entre el revolucionario y dicho lugar.
El bar muy frecuentado por el Che Guevara.
El bar muy frecuentado por el Che Guevara. Foto: Instagram @montecarlo.ba

En pleno Palermo hay un café con más de cien años de historia, donde se mezclan recuerdos de arte, política y buena comida porteña. Sus mesas de madera, el aroma a café recién hecho y los platos bien servidos, típicos de bodegón, lo convirtieron en un punto de encuentro en la Ciudad de Buenos Aires. Pero además, tiene una historia única: fue en este lugar donde Ernesto “Che” Guevara empezó a soñar con el viaje en moto que lo llevaría a recorrer toda América Latina.

Se trata de Café Montecarlo, un lugar que, desde 1922, se consolidó como un refugio cultural donde confluyen artistas, escritores, músicos y vecinos del barrio, todos atraídos por su ambiente clásico y su hospitalidad. Además, su carta mantiene viva la esencia del bodegón porteño: platos abundantes, de esos que invitan a compartir y que se convirtieron en parte de su sello distintivo.

El Café Montecarlo, en Palermo. Foto: Instagram @montecarlo.ba

En el menú se pueden encontrar clásicos bien porteños como guisos, milanesas y pastas caseras, siempre preparados con ingredientes frescos de estación. Pero si hay algo que no puede faltar en la visita es su budín de pan, una creación original del antiguo dueño, Gerardo Lorenzo. ¿La particularidad? Está hecho con medialunas de manteca, lo que le da un sabor y una textura inigualables que lo convierten en un postre único en toda la ciudad.

El Montecarlo se encuentra en Paraguay 5499, en el corazón de Palermo. Se lo puede visitar de lunes a sábados, desde las 8.30 hasta las 0. Los domingos, de 10 a 17.

El vínculo entre el Che Guevara y Café Montecarlo

El estudiante de Medicina Ernesto Guevara de la Serna frecuentó el bar, entre 1948 y 1952, cuando trabajó en el Laboratorio de Alergología Dr. Salvador Pisani.

Entre café y café, el joven revolucionario se sentaba en alguna de sus mesas de madera, rodeado del bullicio del barrio y del ambiente bohemio que caracterizaba al lugar. Allí encontraba un espacio donde reflexionar, conversar y dejar volar la imaginación, lejos del ruido cotidiano de la ciudad.

Un lugar tradicionalista en pleno Palermo. Foto: Instagram @montecarlo.ba

Fue en este lugar donde el Che concibió la idea que cambiaría su vida: recorrer América Latina en motocicleta. Mientras observaba a los transeúntes y escuchaba las historias de los vecinos, comenzó a soñar con un viaje que le permitiría conocer de cerca la realidad social y económica de los distintos países del continente. Este gesto, aparentemente simple, se convirtió en el punto de partida de su famosa travesía que luego inmortalizaría en sus escritos.

Hoy, el Café Montecarlo guarda la memoria de aquel momento clave en la vida del Che Guevara, recordando a los visitantes que entre un café y otro también pueden nacer grandes ideas que marcan la historia.