EEUU autorizó a Ucrania a bombardear objetivos en Rusia con misiles de largo alcance: las estrictas condiciones
El enviado especial estadounidense para Ucrania, Keith Kellogg, confirmó en las últimas horas que Donald Trump ha autorizado a Ucrania a llevar a cabo ataques ofensivos de largo alcance dentro del territorio ruso, siempre bajo la supervisión del Pentágono y previa evaluación individual de cada operación.
En una entrevista con Fox News, Kellogg afirmó que la política de Trump frente a la guerra ha evolucionado, permitiendo ahora que Kiev utilice armamento avanzado en suelo ruso, aunque con condiciones estrictas.

“La respuesta es sí, usen la capacidad de golpear a fondo, no existen santuarios”, declaró Kellogg, al explicar la posición del mandatario respecto a la estrategia militar ucraniana. No obstante, subrayó que cada operación ofensiva debe recibir una autorización específica por parte de Trump, lo que implica un análisis caso por caso y una coordinación directa con el Pentágono y aliados internacionales.
Escalada del conflicto y más armamento para Ucrania
La nueva postura estadounidense surge en un contexto de escalada militar y diplomática. Durante un encuentro reciente en paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, solicitó formalmente el suministro de misiles de crucero Tomahawk, lo que marcaría un paso decisivo en la capacidad ofensiva de Ucrania. Aunque la Casa Blanca aún no ha tomado una decisión final, el vicepresidente JD Vance confirmó que el pedido está siendo evaluado activamente.
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“Esa es una de las razones por las que, esta última semana... el presidente Zelenski pidió a Trump que entregara misiles Tomahawk. La decisión todavía no ha sido tomada”, reiteró Kellogg en la entrevista.
Pese a los avances tecnológicos de Ucrania en el desarrollo de misiles de largo alcance y drones, el país sigue dependiendo del apoyo armamentístico y tecnológico de sus aliados occidentales. Kellogg remarcó que este no es un conflicto exclusivamente europeo, sino un tema de seguridad global. “Esto es un asunto global, y debemos reaccionar en consecuencia”, dijo, advirtiendo además sobre las recientes provocaciones rusas en el espacio aéreo de la OTAN.
En las últimas semanas, Moscú ha intensificado sus acciones en Europa del Este. El 10 de septiembre, drones rusos fueron derribados por la defensa aérea polaca tras haber violado su espacio aéreo. Solo días después, tres aviones militares rusos cruzaron sin autorización el cielo de Estonia, encendiendo las alarmas en la región. En respuesta, la OTAN ha elevado su nivel de alerta, mientras Washington insiste en la necesidad de una respuesta coordinada.
Kellogg también enfatizó que Rusia no está logrando sus objetivos en el conflicto. “Si estuvieran ganando, ya estarían en Kiev, en Odesa, y habrían cruzado el Dniéper”, señaló, citando datos del Estado Mayor ucraniano que reportan más de 1.100.000 bajas rusas desde el inicio de la invasión en febrero de 2022.
El giro en la posición de Trump resulta significativo, ya que en meses anteriores criticó abiertamente los ataques ucranianos contra infraestructura rusa, como cuando expresó su molestia por los bombardeos al oleoducto Druzhba. No obstante, en las últimas semanas ha endurecido su retórica hacia Moscú. “Estoy muy insatisfecho con lo que Rusia está haciendo y con lo que hace el presidente Putin. No me ha gustado en absoluto. Está matando personas sin ninguna razón”, declaró Trump en una reciente entrevista.
Mientras tanto, Ucrania enfrenta una nueva oleada de violencia. Un ataque masivo con drones y misiles rusos, prolongado durante 12 horas, dejó al menos cuatro muertos en Kiev, incluyendo una niña de 12 años. El ejército ucraniano informó que fueron lanzados 595 drones y 48 misiles; aunque la mayoría fue interceptada, 31 drones y cinco misiles lograron impactar en territorio ucraniano, dañando viviendas, instalaciones médicas y energéticas.

Zelenski denunció que Rusia busca generar apagones masivos y pidió mayor presión internacional. Tras el bombardeo, mantuvo conversaciones con líderes como el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y los jefes de Estado de Finlandia y Noruega, reiterando que la única vía para frenar a Moscú es con una respuesta firme y coordinada.
Así, mientras Ucrania espera una decisión definitiva sobre los misiles Tomahawk, la supervisión del Pentágono y la implicación personal de Trump en cada ofensiva podrían definir el rumbo del conflicto en los próximos meses.