Cómo preparar una buena michelada, el trago mexicano perfecto para combatir el calor que es furor en Argentina

La michelada funciona como un sinónimo de México que, debido a su gran sabor, comienza a expandirse más allá de las fronteras del país azteca. Esta bebida alcohólica -que mezcla sabores ácidos, salados, picantes y refrescantes- ya llegó a Argentina y es una fija de cara al verano.
En su versión más sencilla, este cóctel suele prepararse con cerveza clara tipo lager, sazonada con jugo de limón fresco, sal y a veces chile en polvo o Tajín en el borde del vaso.

Para hacer una michelada casera, se requiere comenzar con la preparación del vaso, tradicionalmente escarchado con sal y chile en polvo para intensificar el sabor. Luego, se mezclan en el vaso jugo de limón fresco, salsa inglesa, salsa picante y jugo de tomate o clamato, según la preferencia, y finalmente se añade cerveza clara bien fría, cuidando que no se pierda la efervescencia. La bebida se sirve inmediatamente para conservar su frescura y se acompaña generalmente con hielo.
La michelada se debe consumir inmediatamente tras su preparación para disfrutar su frescura y sabor óptimos. No es recomendable conservarla mucho tiempo porque pierde efervescencia y se oxida el jugo.
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Historia y origen de la michelada
La michelada es una bebida tradicional mexicana cuyo origen exacto permanece discutido, debido a que la costumbre de mezclar cerveza con limón y sal se encuentra arraigada en México desde mediados del siglo XX. Sin embargo, a partir de la década de 1970, la michelada comenzó a adquirir una identidad más definida, incorporando ingredientes como salsa inglesa, salsa picante y, con el tiempo, clamato u otros jugos saborizados.
Una de las teorías más difundidas ubica el nacimiento de la bebida en el Club Deportivo Potosino, en San Luis Potosí, donde un socio llamado Michel Esper habría popularizado la mezcla de cerveza con limón, sal y hielo en un vaso grande, a lo que los otros socios comenzaron a llamar “una cerveza como la de Michel”, de donde derivó el nombre “michelada”.
La bebida evolucionó con un marcado carácter regional. En el norte de México se prefieren versiones más picantes y con mayor contenido de salsas, mientras que en el centro y sur se conservan mezclas más simples o se incorporan jugos como el de tomate. Hoy en día, la michelada es parte de la cultura culinaria mexicana y se extendió internacionalmente, convirtiéndose en una bebida asociada a la identidad nacional y al consumo social de la cerveza.


















