Cómo hacer la mejor crema pastelera de todas y el secreto que las panaderías no quieren que sepas
Con esta preparación, lograrás una crema pastelera perfecta para darle el toque especial a tus postres favoritos.

La crema pastelera es un clásico irresistible de la confitería que nos conecta con lo más reconfortante de los postres caseros. Presente en cañoncitos, facturas y tartas, este relleno suave, aromático y tentador guarda un pequeño secreto que no todas las panaderías revelan: el uso de harina, que le da cuerpo y firmeza sin perder su inconfundible cremosidad.
Ideal para tener siempre a mano, esta receta casera es perfecta para rellenar o decorar todo tipo de delicias dulces, sin preocuparse por que la crema se escurra o pierda forma. Una preparación sencilla, con sabor a tradición, que eleva cualquier postre.

Cómo hacer crema pastelera, paso a paso
Ingredientes
- 500 c.c de leche
- 220 g. de azúcar
- 3 huevos
- 40 g de harina
- 50 g de almidón o fécula de maíz
- Esencia de vainilla a gusto

Paso a paso
- Calentar la leche en una cacerola hasta que esté a punto de hervir. Mientras tanto, en un bol aparte, batir los huevos con el azúcar hasta que la mezcla se vuelva espumosa y clara.
- Incorporar la harina y el almidón, previamente tamizados, al batido, y seguir mezclando hasta integrar todo sin grumos.
- Volcar de a poco la leche caliente sobre la preparación anterior, siempre batiendo, para templar los huevos y evitar que se cocinen de golpe. Se recomienda pedir ayuda.
- Pasar la mezcla nuevamente a la cacerola y llevar a fuego medio sin dejar de revolver. Se va a empezar a espesar rápidamente gracias a la acción de la fécula y la harina.
- Nunca hay que dejar de mezclar y, una vez que la crema pastelera hierva uno o dos minutos, apagar el fuego y agregar la esencia de vainilla. Mezclar bien.
- Dejar enfriar esta crema clásica con un film en contacto para evitar que se forme una nata. Una vez fría, se puede usar para rellenar tartas, roscas, profiteroles, facturas o lo que quieras.

El secreto de los panaderos está en usar harina además de fécula, lo que le otorga esa textura firme y perfecta, como la que encuentras en la pastelería tradicional. Con este pequeño, pero simple truco, se puede convertir un clásico en una versión digna de una vitrina de pastelería.















