Día del Padre sin lavar los platos: tres cortes de carne para hacer a la parrilla y comer en sándwich

No hay mejor manera de celebrar el Día del Padre que con una buena parrillada, y qué mejor que elegir los cortes de carne perfectos para preparar sándwiches: una opción práctica, deliciosa y sin complicaciones a la hora de limpiar. Algunos cortes se destacan por su textura suave y jugosa, ideales para este tipo de preparación que seguro van a conquistar a todos.
En los últimos años, este tipo de preparación se volvió cada vez más popular, ya que permite disfrutar del sabor auténtico de la carne asada, pero en un formato mucho más práctico y cómodo. Además, es ideal para compartir en reuniones cuando no se quiere complicar con platos y cubiertos.

Lo importante al momento de hacer un sándwich a la parrilla perfecto, es saber elegir cortes que sean bien tiernos. Al combinarlos con pan y aderezos, se convertirán en la estrella de cualquier evento.
Tres cortes para hacer sándwiches parrilleros
A continuación, tres cortes de carne que son ideales para disfrutar en sándwiches a la parrilla, ideales para acompañar con una buena salsa chimichurri o criolla y pan fresco.
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Colita de cuadril
La colita de cuadril es un corte de carne muy apreciado por su sabor intenso y textura tierna. Ideal para asar a la parrilla, se cocina rápidamente y queda jugosa por dentro. Además, su forma y tamaño la hacen perfecta para preparar sándwiches o servir en porciones individuales.

Para el sándwich, es ideal cortarla en tiras y acompañarla con chimichurri o ajo asado, lo que resalta aún más su potencia de sabor.
Vacío jugoso
El vacío es otro clásico argentino, famoso por su capa de grasa que aporta una gran jugosidad y sabor. Este corte se cocina a fuego medio para que la grasa se derrita poco a poco y le dé a la carne una textura tierna y sabrosa. Para un sándwich, se puede cortar en tiras delgadas y combinarlo con una salsa criolla y un poco de rúcula o cebolla morada.

Ojo de bife
El ojo de bife es un corte más grueso con grasa interna que se derrite al cocinarlo, lo que le da una gran jugosidad. Ahora bien, cortado en rodajas finas y puesto en sándwich, se convierte en una verdadera delicia. Combina bien con mostaza y queso provolone derretido, lo que crea una fusión de sabores única.