Ni frita ni salteada: la mejor forma de cocinar la papa para conservar sus nutrientes
Ideal para mejorar la digestión, un método poco difundido conserva el sabor típico de la papa siendo aún más beneficiosa para el organismo.

Se suele escuchar que en el mundo existen más de 100 formas distintas de cocinar papa y que todas ellas tienen un denominador común: el exquisito sabor. Sin embargo, muchos métodos de cocción no son ideales dado que no favorecen a la digestión y desaprovechan nutrientes clave del tubérculo.
Igualmente, un reciente descubrimiento reveló un truco casero culinario que permite potenciar las propiedades de la papa, ayudando a conservar mejor sus nutrientes y a mejorar el proceso digestivo.

El método consiste en cocinar las papas como de costumbre -ya sea hervidas, al horno o al vapor- y luego dejarlas enfriar en el refrigerador durante al menos 24 horas. Este paso extra provoca la formación de almidón resistente, un tipo especial de carbohidrato que favorece la salud intestinal.
La nutricionista Samia Rhalem, del Medi-Spa del Royal Mansour Tamuda Bay, explicó que “hervir una papa ayuda a liberar parte de su almidón. Cuando se enfría, aumenta su contenido de almidón”. Este almidón resistente no se digiere en el intestino delgado, sino que llega hasta el intestino grueso, donde actúa como prebiótico al alimentar bacterias beneficiosas.
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Mediante este proceso, se favorece el equilibrio de la microbiota intestinal y se obtienen efectos antiinflamatorios, lo que contribuye al bienestar digestivo y metabólico.

Además de conservar los nutrientes naturales de la papa, este método casero transforma el alimento en un aliado clave para fortalecer el sistema inmunológico y ayudar a regular los niveles de azúcar en sangre, a partir de la generación de ácidos grasos de cadena corta como el butirato, reconocido por su efecto antiinflamatorio.
Las recetas de papa más populares
- Papas al horno: la textura crujiente por dentro y por fuera de las papas al horno es su característica principal y la razón por la cual son tan apetecidas en todo el mundo. Tan solo debes hacerles cortes en la parte superior, añadir sal, pimienta y aceite de oliva y ponerlas a hornear hasta que estén tiernas y doradas. También se les puedes añadir crema agria, queso rallado, trocitos de panceta o cebolla caramelizada.
- Papas fritas: son un clásico que nunca va a pasar de moda. Se deben cortar las papas en rodajas finas, freírlas en aceite caliente y esperar a que estén doradas y crujientes. Se sirven solas (apenas con unas pizcas de sal) o con ketchup, mayonesa o mostaza.
- Papas hervidas: para esta receta hay que cocinar las papas enteras o cortadas a la mitad en agua con sal. La textura depende del tiempo de cocción: si se cocinan por más tiempo, las papas estarán blandas, y si se cocinan poco tiempo, tendrán más consistencia.
- Puré de papa: una de las preparaciones más clásicas y deliciosas de la lista, gracias a su textura cremosa y única. Se cocina la papa en agua con sal hasta que esté tierna y luego se aplasta. Se le puede añadir manteca, leche caliente, sal y pimienta al gusto. Funciona como un gran acompañamiento de carnes o pescados.
- Papas sudadas: ideal para acompañar la papa con una salsa o con verduras, las papas sudadas se deben cortar en rodajas finas y cocinarse en una sartén con mantequilla. Se hacen a fuego medio-bajo hasta que estén tiernas.
- Hash Browns: uno de los desayunos favoritos de los niños. Son papas ralladas y fritas sazonadas con sal y pimienta. Luego, se deben presionar para eliminar el agua y se fríen en aceite hasta que queden crujientes. Se comen con huevos revueltos, panceta y tostadas.
- Papas Rosti: un plato suizo clásico que consiste en papas ralladas en forma de torta y luego cocinadas a fuego lento en una sartén grande. Se pueden servir como acompañamiento en el desayuno o como guarnición en otras comidas.
- Papas gratinadas: el queso le queda bien a cualquier preparación y las papas no son la excepción. Hay que cortar las papas en rodajas e intercalarlas con crema, leche, queso rallado y mantequilla. Luego se hornean hasta que estén tiernas y el queso se haya derretido, hasta dejar una costra de color dorado. El resultado es un plato cremoso con un exterior gratinado.
















