¿Puede Estados Unidos dejar de ser una democracia?, por Andrés Repetto

La pregunta nunca había surgido, hasta la llegada al poder de Donald Trump. El pedido de ser “dictador por un día” y la convocatoria a las Fuerzas Armadas de todo el país.
Murió Charlie Kirk: las autoridades buscan al autor del disparo
Murió Charlie Kirk: las autoridades buscan al autor del disparo Foto: EFE

La primera respuesta a esta pregunta siempre fue que las instituciones en el país lo impedirían, y nunca hasta que llegó Trump a la presidencia se planteó esto como algo posible. Es verdad que en Estados Unidos, la autodenominada democracia más grande del mundo, hasta ahora los golpes no se dieron porque, quizás, el orden institucional se rompió asesinando a su mandatarios.

Pero, durante su primera presidencia, Donald Trump comenzó a poner en duda el sistema electoral, buscó bloquear la victoria opositora en estados clave, y por último intentó, con una movilización masiva y un ataque de su seguidores contra el Capitolio, frenar la aceptación de la victoria de Joe Biden.

Fue su llegada al poder en un segundo mandato lo que posibilitó que muchas de las causas en su contra fueran o frenadas o desactivadas. Pero no su visión de avanzar contra los límites establecidos.

En estos días un hecho llevado adelante por su presidencia llevó su planificación del futuro de Estados Unidos a un límite impensado, increíblemente las luces rojas apenas se encendieron, el letargo colectivo parece estar dándole solo más oxígeno a una idea que ahora se convirtió en acción.

Mientras las autoridades migratorias apoyadas por la fuerza llevan adelante una verdadera cacería de migrantes, su objetivo parece no ser tanto deportarlos, en muchos casos deteniendo a residentes o incluso ciudadanos, sino generar un ambiente de temor. Una sensación colectiva de aire enrarecido.

A esto se suma la decisión de enviar tropas federales a distintas ciudades y estados bajo la visión del gobierno que en esos lugares la inseguridad necesita de la intervención federal. Hasta el momento, todas las ciudades y estados intervenidos sin el pedido de las autoridaees locales son justamente de color politico opositor. Y los datos de criminalidad expuestos por el Gobierno no coinciden con los locales.

Una imagen inédita, la de los soldados patrullando las calles, es una postal cada vez más común en el país, quizás uno de los objetivos que justamente busca el gobierno. A todo este movimiento se suma el descabezamiento de generales considerados “críticos del presidente”, y la intervención en entidades federales, como el Departamento de Justicia.

Las fuerzas armadas contra el “enemigo interno”

Día a día lo impensado sube un escalón y se convierte en “la nueva realidad”. el Secretario de Defensa, quien cambió el nombre de Pentágono por Departamento de Guerra, decidió hacer una convocatoria inusual.

Todos los generales del mundo de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, almirantes y superiores, fueron invitados a participar de un encuentro. Esta situación, que derivó en el temor por lo que implicaba para la seguridad de los EE.UU., fue el escenario utilizado por un exmilitar, ahora máxima autoridad de ese nuevo Departamento de Guerra, para decir que no permitirá más generales ni soldados gordos, entre otras aclaración que tomaron por sorpresa al auditorio.

Estos cambios buscan barrer con todas las reformas llevadas adelante en los últimos años. Pero el mensaje más dramático para las fuerzas armadas y la democracia estotadounidense vino de su comandante en jefe, el presidente Donald Trump.

Ante toda la plana mayor de las distintas fuerzas, Trump habló de “invasión interna” y de “enemigo interno” y así justificó sus planes y movimiento de fuerzas dentro de los Estados Unidos. Pero decidió ir más allá al pedirle al auditorio que lo acompañara en la vigilancia de ese “enemigo interno”.

En silencio, como estuvieron durante toda la intervención de las máximas autoridades, los generales fueron llamados a decidir en qué lugar quieren estar cuando el presidente Trump de sus siguientes pasos poniendo aún más a prueba a la Justicia y la Constitución de su país.

El Secretario de Defensa fue claro al advertir que podrían darse más modificaciones en las cúpulas militares.

El pedido de Trump durante una de sus últimos actos de campaña, en los que pedía a sus votantes que lo dejaran “ser dictador por un día” fue algo de lo que todos rieron. Por estas horas parece estar lejos de ser un chiste .