Quién fue Darío Dubois, el futbolista “metalero” que jugó con la cara pintada y dejó su huella en el Ascenso
Dubois despertó interés y simpatía entre hinchas y periodistas, quienes veían en él una forma de autenticidad y rebeldía, rara en el fútbol. Algunos excompañeros contaron que era respetado y mantenía un fuerte compromiso con sus equipos. Conocé su historia.

El mundo del fútbol está repleto de interesantes historias de futbolistas. Entre ellas, se encuentra la de Darío Dubois, un zaguero central que jugó toda su vida en el Ascenso y que se destacó por una llamativa curiosidad: jugar con la cara pintada de blanco y negro.
Según reza su biografía, Dubois hacía esto por dos motivos: primero, porque era fanático del heavy metal, y segundo, a modo de protesta, debido a que buscaba tapar la publicidad obligatoria de las camisetas, en una época donde los clubes no lo necesitaban para su financiación.

Por ejemplo, durante su paso por Yupanqui, equipo que milita en la Primera C, llegó a embarrarse la camiseta para cubrir un auspiciante que no lo representaba. Esta polémica acción le generó advertencias, sanciones e incluso conflictos con los árbitros y dirigentes.
El distintito sello de Dubois comenzó a difundirse a mediados de los años 90. Durante esa época, el “futbolista metalero” jugó un total 16 partidos oficiales con la cara pintada de blanco y negro, convirtiéndose en un personaje atípico y reconocido del Ascenso.

Si bien algunos árbitros lo obligaban a quitarse el maquillaje, otros le permitían jugar, aunque con advertencias. De esta forma, Dubois despertó interés y simpatía entre hinchas y periodistas, quienes veían en él una forma de autenticidad y rebeldía, rara en el fútbol.
En diferentes entrevistas y reportajes, excompañeros contaron que era un futbolista disciplinado y respetado, que entrenaba con seriedad y mantenía un fuerte compromiso con sus equipos, entre ellos, Yupanqui, Lugano, Midland, Riestra, Laferrere, Cañuelas y Victoria Arenas.
El trágico destino de Darío Dubois
Dubois murió el 17 de marzo de 2008, cuando trabajaba como sonidista (trabajo secundario) y sufrió un ataque armado. Su fallecimiento causó una gran conmoción en el fútbol y, principalmente, en el mundo del Ascenso.

Sin embargo, con el paso del tiempo, su figura se transformó en un mito del fútbol alternativo: un jugador que defendió su identidad y estética sin renunciar a su vocación deportiva.











