La mejor Rosca de Pascua de CABA es de un histórico Bar Notable: precio y ubicación

Del 17 de abril al 20 llega Semana Santa. Dentro de los distintas celebraciones que se llevan a cabo en esas fechas, hay exquisiteces que suelen acompañar a esta festividad como la Rosca de Pascua. En Buenos Aires hay un sinfín de opciones para comprarla, pero hay uno que se destaca por sobre los demás: Las Violetas.
Desde sus orígenes hasta su evolución en diferentes países, la Rosca de Pascua fue adaptada y enriquecida con nuevos ingredientes, formas y decoraciones, pero en general se caracteriza por ser un pan dulce elaborado con leche, huevos y harina, y decorado con azúcar, frutas confitadas, y en algunos casos, con huevos duros.

Rosca de Reyes. Foto: Instagram Las Violetas
¿Cuánto sale la Rosca de Reyes en Las Violetas?
Hay dos opciones: la de almendra de $25.000 y la tradicional a $19.000. Las mismas se pueden reservar por WhatsApp o pasarlas a comprar al local.
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El consumo y preparación de la tradicional Rosca de Pascua varía en cada país: en algunos lugares representa, a través de la figura de un anillo, el amor y la amistad que unen los pueblos. En otros, representa la unidad familiar y el concepto de continuidad, de volver a comenzar cada año, el renacer eterno.

Rosca de Pascua de almendra de Las Violetas
Historia de Las Violetas
El 21 de Septiembre de 1884, en la esquina de Rivadavia y Medrano, nacía en Buenos Aires la confitería Las Violetas, un lugar que no solo ofrece gran variedad de productos de panadería, sino que también cuenta con un estilo característico de estos locales en la ciudad de principios de siglo.
Este bar pertenece al selecto grupo de "Bares Notables" de la Ciudad de Buenos Aires, este grupo tiene como principal característica el ser los bares más representativos de la ciudad.

Las Violetas, bar notable de la Ciudad de Buenos Aires
Fue inaugurada el 21 de septiembre de 1884 por los señores Felman y Rodríguez Acal y posteriormente remodelada en la década de 1920, luciendo vidrieras y puertas de vidrios curvos, vitrales y pisos de mármol italiano. La propiedad fue rematada en 1933 y pasó a manos de Mateo Figallo y su familia.
Se afirma que su nombre proviene de los canteros con violetas que decoraban su frente. Fue siempre una confitería de lujo, que contrastaba con la pulpería que estaba en la esquina en diagonal.