Para los turistas curiosos: el Parque Nacional que sorprende a los visitantes con sus secretos milenarios

Argentina, con cada uno de sus rincones, es un país extenso para explorar y vacacionar. Los turistas más aventureros marcan en el mapa zonas poco conocidas que cautivan con sus inconfundibles paisajes o interesantes historias y este es el caso del Parque Nacional Lihué Calel, que esconde un secreto milenario en el interior de su bosque.
Este sitio se encuentra en el corazón de la provincia de La Pampa y se destaca por su belleza y sus secretos únicos, como las muestras de arte rupestre que datan de hace millones de años y cuya extensión abarca 32.514 hectáreas.

Parque Nacional Lihué Calel, La Pampa. Fuente: X @incominglapampa
Se sitúa en la región sur de la provincia, cerca de la localidad de Puelches, a aproximadamente 121 km de General Acha y a su vez, se encuentra a unos 230 km de la ciudad de Santa Rosa, capital pampeana.
También podría interesarte
Se trata de una gran alternativa turística para los amantes de la historia, la naturaleza y los cuentos misteriosos, ya que se encuentra rodeado por impresionantes montañas y planicies semiáridas.

Atardecer en el Parque Nacional Lihué Calel, La Pampa. Fuente: X @incominglapampa
Qué hay para hacer en el Parque Nacional Lihué Calel, La Pampa
Este singular parque pampeano esconde un gran secreto: está moldeado por formaciones geológicas de hace más de 240 millones de años, producto de erupciones volcánicas. Sus cumbres desgastadas, alcanzan los 589 metros de altura y se combinan con las vastas mesetas y quebradas que le dan una atmósfera mágica.
Durante las largas caminatas, los visitantes podrán encontrarse con una gran diversidad botánica y con el hogar de varios animales, como guanacos, zorros, pumas y vizcachas.
Además de su riqueza natural, este destino alberga vestigios arqueológicos que son testimonio de las antiguas culturas que habitaron la región, en el "Valle de las Pinturas", donde se puede ver representaciones geométricas de arte rupestre que datan de alrededor de 2000 años a.C. Estos dibujos fueron creados por los pueblos originarios, entre ellos los guenaken y los mapuches, quienes dejaron su marca en las paredes rocosas del lugar.