Un clásico de la Navidad: cuánto cuesta el pan dulce de Plaza Mayor para las fiestas 2025

En Argentina, la Navidad no se concibe sin pan dulce, ya que se trata de un símbolo de celebración y de unión familiar. Como siempre, entre las versiones más buscadas, se encuentran las de frutos secos, nueces, pasas, frutas abrillantadas e higos. Sin embargo, su precio puede variar según el local.
Uno de los productos más buscados cada año se encuentra en Plaza Mayor. Con una receta familiar que se mantiene desde 1985, se destaca por sus frutos secos e higos confitados, y se ha convertido en un clásico que atraviesa generaciones. Cada diciembre, las filas para conseguirlo suelen extenderse por varias cuadras, mostrando la pasión de los argentinos por esta preparación tradicional.

Cuánto sale el pan dulce de Plaza Mayor para Navidad y Año Nuevo
Con la inminente llegada de la Navidad, la emblemática panadería y restaurante comenzó a calentar sus motores y ya sacó a la venta la nueva versión de su emblemático Pan dulce, a un precio de $36.000, casi $11.000 más caro respecto al año pasado. A pesar de la suba, sigue siendo uno de los más económicos y buscados, y su popularidad hace que algunos lo ofrezcan en sitios de venta online por más de $40.000.
El restaurante Plaza Mayor está ubicado en Venezuela 1399, Buenos Aires, y atiende todos los días en dos franjas horarias: de 9 a 11 y de 17 a 19. Allí, los fanáticos pueden asegurarse de conseguir uno de los panes dulces más emblemáticos de la Navidad argentina, disfrutar de su receta tradicional y mantener viva una tradición que no pasa de moda.
También podría interesarte
Historia del pan dulce en Argentina
El pan dulce o panettone proviene de Italia y es tradicional de la ciudad de Milán. Si bien durante la época del Imperio Romano ya se preparaba masa de trigo con miel y levadura, el origen de su versión con frutas tiene dos leyendas, ambas de fines de siglo XV.
La más extendida relata que el pan dulce surgió durante una Nochebuena en la morada de Ludovico Sforza, alias el “Moro”, duque de Milán y mecenas de Leonardo da Vinci. Tras un abundante banquete, el cocinero olvidó el postre en el horno y acabó quemándose por completo. Desesperado, habló con un joven lavaplatos llamado Antonio, que pensó en mezclar todo lo que había sobrado para preparar un pan y llevarlo hasta su casa.

De esta manera, el chef y el lavaplatos usaron los últimos ingredientes que quedaban en la cocina: harina, levadura, manteca y frutas confitadas. El invento gustó tanto a los comensales y al duque, que acabaron preguntando por su ideólogo. El cocinero les presentó al joven Antonio, y Ludovico decidió nombrar el nuevo postre como Pane de Toni, es decir, pan de Antonio.
La otra leyenda, que también surge en esta época, relata la historia del aristócrata Ughetto Atellani de Futi, que se enamoró perdidamente de la hija de un pastelero de la ciudad de Milán. Para conquistarla, se hizo pasar por panadero y comenzó a trabajar en la pastelería de su padre bajo el seudónimo de Antonio. Con el objetivo de seducir a la muchacha, preparó un pan dulce con frutas confitadas, esencia de limón y naranja. La preparación tuvo un éxito inmediato entre los milaneses, que comenzaron a frecuentar al local para adquirir el “Pan de Toni”.

















