La elección de Linda McMahon como secretaria de Educación marca un nuevo paso en la cercanía entre su familia, que dirige la principal empresa de lucha libre del mundo, y el presidente electo de Estados Unidos.
Donald Trump eligió el nombre de Linda McMahon para formar parte de su gabinete. La futura secretaria de Educación de Estados Unidos afrontará su segundo ciclo en la gestión pública, tras su recorrido como directora de la World Wrestling Entertainment (WWE), la empresa más importante de lucha libre a escala mundial. El perfil mediático del magnate hizo que su camino se cruzara en más de una oportunidad con el mundo del entretenimiento deportivo que encabeza hace largas décadas la familia McMahon.
Si bien no hay certezas del origen de la amistad entre Donald Trump y Vince McMahon, cofundador de WWE junto a Linda, la vida del millonario lo llevó a la televisión e incluso al ring. Esta compañía llevó adelante los eventos Wrestlemania IV (1989) y V (1990) en el Trump Plaza Hotel and Casino, que funcionaron para ambas partes: la empresa realizó allí los programas especiales gratis, mientras que el mandatario los aprovechó para mostrarse en cámara y e impulsar su perfil mediático.
Tras décadas de cercanía, el 1 de abril de 2007 el actual presidente electo participó de Wrestlemania, el evento de lucha libre más importante del globo, en la que llamaron “La Batalla de los Billonarios”. Su aparición constó de tener un representante que pelee por él (Bobby Lashley) contra un luchador que haga lo propio para McMahon (Umaga). Además de la pelea, estaba en juego la cabellera del perdedor, que finalmente fue el dueño de la empresa. Durante el segmento, Trump “golpeó” a Vince y disfrutó del momento de raparlo frente a más de 80.000 personas en el Fort Field de Detroit.
Menos colorido, pero llamativo al fin, es que volvió a aparecer en pantalla en 2009 para anunciar que compraba RAW, el programa principal de la compañía. En lo que evidentemente parecía parte de un guion, resultó de manera negativa en materia financiera: las acciones de WWE descendieron producto de la falta de un “aviso” oficial sobre un cambio de estas características, que no pasó de la ficción.
Finalmente, el último contacto en cámara entre Donald Trump y la lucha libre se dio en 2013, cuando ingresó al Salón de la Fama de la empresa, inducido por el propio fundador y CEO. Los reconocimientos no quedaron allí, por lo que hubo distintos intercambios entre las dos figuras: desde respaldos, hasta apoyo económico para campañas y visitas en el Salón Oval.
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Más allá de la cercanía, un informe del 2022 señala que las apariciones televisivas de Trump no fueron gratuitas. A raíz de una denuncia de sobornos para callar a empleadas que habían denunciado a McMahon por distintos abusos, se conoció que se donaron cinco millones de dólares a la Fundación Trump entre 2007 y 2009, que coinciden con sus participaciones.
En detalle, cuatro millones se enviaron cuando apareció en Wrestlemania, mientras que el restante se transfirió tras su intervención en Raw. Esto no se detuvo allí, ya que un informe de Forbes del pasado junio señalaba a Linda McMahon como la segunda en la lista de mayores donantes para la campaña del republicano, que finalmente obtuvo una victoria ante Kamala Harris, con un total de 11,1 millones.
Cabe aclarar que Linda encabeza el America First Policy Institute, una agrupación dedicada a la militancia y donaciones para la campaña del magnate. Dicha organización la encabezó apenas dejó su cargo como administradora de la Agencia Federal de Pequeños Negocios de Estados Unidos, rol que ocupó entre 2017 y 2019 en la primera administración de Trump.
Luego del triunfo en las elecciones, Paul Levesque (Triple H, en WWE) se cruzó con el presidente electo en un evento de UFC. Allí, la cara ejecutiva de la empresa en la actualidad, además del esposo de Stephanie McMahon, hija de Vince, se acercó para saludar al líder republicano, en un nuevo gesto de la familia.
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Según las propias palabras del presidente, Linda McMahon “ayudó a hacer crecer la WWE desde una operación modesta a una empresa global de cotización pública con más de 800 empleados y oficinas en el mundo”, mencionó en su designación en 2017. Claro que el camino de la flamante secretaria de Educación comenzó mucho antes.
En 1980, comenzaron lo que hoy se conoce WWE junto con Vince McMahon, cuando ya llevaban casi 15 años casados. La importancia de Linda dentro de la estructura, más allá de su cargo, fue creciendo con el paso de los años. Incluso llegó a participar en distintas oportunidades frente a cámara, para participar de distintas rivalidades familiares, donde interpretó a una esposa engañada en silla de ruedas hasta ser atacada en variadas ocasiones por luchadores en la última parte de la década de los 90s.
Finalmente, dio el salto a la política tras dejar su cargo como CEO en 2009. Tanto en 2010 como en 2012, buscó ingresar al Senado de Estados Unidos, pero no consiguió cumplir su objetivo. En dichas campañas, la financiación estuvo a cargo de ella misma, aunque la segunda contó con la donación de cinco mil dólares por parte de Trump.
La incursión en política por parte de Linda McMahon tuvo sus repercusiones en WWE. Este cambio de perfil coincidió con la llegada de la “PG Era”, donde la compañía buscó llegar a toda la familia por sobre el público al que apuntaban años atrás, con menos brutalidad, sexismo y lenguaje adulto. Si bien hubo un rechazo sobre dichas especulaciones desde la empresa, distintos analistas y exluchadores apuntaron que este cambio de perfil iba en línea con mostrar una mejor imagen de la futura funcionaria de cara a su campaña.
En febrero de 2017, el día en que la ex CEO de la compañía asumió su cargo en la primera gestión de Trump, el magnate recibió a gran parte de la familia McMahon en la Casa Blanca: Vince, Stephanie, Shane y su esposa y Paul Levesque, además de sus respectivos hijos. Una de las niñas posó en la imagen grupal con una foto en su mano: el momento en que su abuelo fue rapado en medio de un ring por el mandatario. Más allá de ser un guiño a la cercanía entre las familias, demostró que, para Donald Trump, muchas veces todo tuvo que ver con un show.
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