La relación Rusia-Corea del Norte: ¿un riesgo geopolítico para China, o una oportunidad?

La alianza no es solo una respuesta al aislamiento internacional y a las sanciones económicas. La maniobra podría afectar los intereses de China a largo plazo. Al estrechar lazos con Pyongyang y brindarle apoyo militar, Moscú podría estar intentando fomentar un conflicto en la península coreana.

Por Damian Carca - Geopolítica en acción

Lunes 11 de Noviembre de 2024 - 07:43

Vladímir Putin y Kim Jong-un, Rusia y Corea del Norte. Foto: EFE Vladímir Putin y Kim Jong-un, Rusia y Corea del Norte. Foto: EFE

En la última década, Asia se ha convertido en el centro principal del tablero mundial. Un actor inusual en este rediseño es Corea del Norte, cuya relación con Rusia ha cobrado relevancia, cuestión que plantea un dilema singular para China, quien, hasta ahora, había sido el principal socio de Pyongyang. Este movimiento, lejos de ser una simple colaboración táctica, podría tener implicaciones duraderas que afecten la estabilidad de la región.

Volodímir Zelenski y el primer ministro estonio, Kristen Michal. Foto: Reuters.

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Corea del Norte y Rusia, ¿sin China?

Para Rusia, la alianza con Corea del Norte no es solo una respuesta al aislamiento internacional y a las sanciones económicas impuestas por Occidente; también representa una maniobra que podría afectar los intereses de China a largo plazo. Al estrechar lazos con Pyongyang y brindarle apoyo militar, Moscú podría estar intentando fomentar un conflicto en la península coreana, de forma similar a como lo hizo Stalin en la década de 1950.

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El reciente envío de soldados norcoreanos hacia Rusia revela que ambos países avanzan en sus agendas militares de manera autónoma, sin consultar con China, lo que genera alarma y preocupación en Beijing. Además, el líder norcoreano parece estar distanciándose de su relación con el gigante asiático: un ejemplo de esto se produjo en julio, durante la celebración del aniversario del tratado defensa mutua entre ambos países, cuando Pyongyang no envió a ningún funcionario, solo mensajes breves de intercambio. A veces, los gestos pueden hablar más que las palabras.

Elecciones en Rumanía. Foto: Reuters

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Con aliados así...

Hay quienes sostienen que la relación está intacta, y que Corea del Norte en realidad actúa en nombre de China, formulando amenazas que este país no puede expresar directamente. Sin embargo, esta teoría choca con un hecho incontrastable: al generar desestabilización, Corea del Norte provoca una mayor presencia de tropas estadounidenses en la región. Miremos sino lo que ha ocurrido en los últimos días: Pyonyang lanzó misiles balísticos, y automáticamente generó en respuesta un aumento de los ejercicios militares entre Corea del Sur, Estados Unidos y Japón, en las puertas de China. ¿Es eso lo que desde Beijing quieren?

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China no necesita un conflicto en su frontera en estos momentos, especialmente si desea que proyectos económicos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta prosperen. El acercamiento de Rusia a Corea del Norte y la posibilidad de que este último arrastre a la península coreana a un enfrentamiento bélico pone un manto de duda sobre la naturaleza de la relación Moscú-Beijing-Pyongyang.

Vladímir Putin, presidente de Rusia. Foto: Reuters.

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Una encrucijada

El dilema para China, entonces, es claro: debe decidir si el fortalecimiento de Rusia en Asia, a expensas de su propia influencia sobre Corea del Norte, constituye una oportunidad para dividir la atención de Estados Unidos o si, en cambio, representa un riesgo geopolítico que podría socavar su estabilidad regional.

Finalmente, esta situación nos lleva a una pregunta crucial para el futuro de la región: ¿puede China seguir contando con Rusia como un aliado, o el Kremlin, buscando afianzar su poder en Asia tras ser expulsado de Europa, está jugando una partida por su cuenta? En un contexto de rivalidades geopolíticas intensas, Beijing enfrenta una paradoja estratégica en la que sus tradicionales aliados y rivales se mezclan de manera impredecible. La respuesta de China a este nuevo juego podría definir el equilibrio de poder en Asia por las próximas décadas.

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