Varias figuras reconocidas de nuestra país vieron su vida correr peligro. De unitarios contra federales a un anarquista queriendo asesinar a un presidente.
Políticos argentinos que sufrieron atentados.
La historia argentina se ha construido a través de personajes que marcaron el rumbo del país con alianzas, decisiones y traiciones que muchas veces pagaron con sangre. Algunos de ellos se convirtieron en un blanco para ser "eliminados" de la escena pública y que significó estar al borde de la muerte en numerosas ocasiones.
Una caja que casi acaba con Juan Manuel de Rosas, el ataque a tiros a Domingo Sarmiento y la "primera cachetada" que recibió Julio Argentino Roca; son algunos de los ejemplos donde los hombres que manejaron a su gusto las riendas del país vieron su vida depender de la suerte.
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Para 1841, Rosas ya se había consolidado como el hombre más importante de Buenos Aires y de la región. Pero además era uno de los personajes más odiados por un gran número de unitarios que debió exiliarse en Montevideo durante su gobernación. Desde allí viajó un artefacto denominado "máquina infernal" que simulaba llevar medallas adentro, pero en realidad era una pantalla para asesinarlo: la misma guardaba cañones diminutos que al abrirlo disparaba.
"Máquina infernal" con la que se intentó atentar contra Juan Manuel de Rosas.
Para desgracia de los unitarios exiliados, el artefacto no se activó. Cuenta la historia que al ver cómo el intento por acabar con su vida quedó en la nada, El Restaurador largó una carcajada en el despacho de su casa de Palermo. Actualmente dicha caja se encuentra expuesto en el Museo Histórico Nacional.
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El 21 de agosto de 1873, el entonces presidente Sarmiento se dirigía a casa de Dalmacio Vélez Sarsfield -hogar también de su amante, Aurelia-. Debido al intenso tránsito, el carruaje se detuvo en la esquina de Corrientes y Maipú cuando tres hombres intentaron asesinarlo a tiros con un trabuco.
Los hermanos Guerri fueron señalados como responsables de los disparos contra Sarmiento.
El arma se hallaba tan cargada que explotó y terminó hiriendo a uno de ellos en el brazo. El Padre del aula estaba completamente sordo para ese entonces y se enteró recién al llegar a lo de Vélez Sarsfield. Los autores materiales del hecho eran tres hermanos italianos de apellido Guerri y el autor intelectual, Ricardo López Jordán quien planeó el asesinato de Justo José de Urquiza. Esta vez, el tiro literalmente le salió por la culata.
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Corría el año 1886 y Julio Argentino Roca estaba cerca de finalizar su primer mandato presidencial cuando se dirigía al Congreso a pie para dar apertura de las sesiones ordinarias. Fue entonces cuando un hombre le tiró un piedrazo que impacto de lleno en su frente, causándole un importante sangrado que requirió de los primeros auxilios del médico José Wilde.
Pañuelo que utilizó Roca tras recibir un piedrazo.
Roca definió el ataque como "la primera cachetada" que recibía en su vida, pero no impidió que realizara su discurso en el Congreso con la cabeza vendada y la banda presidencial manchada de sangre. El momento fue caricaturizado por la revista Don Quijote.
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El año 1905 fue uno de conmoción política y social, en pleno auge de ideas anarquistas y un nuevo intento de revolución radical en febrero que fracasó. El 12 de agosto el presidente Manuel Quintana viajaba en el cupé presidencial, rumbo a Casa Rosada cuando se escucharon dos disparos fallidos. El autor material del intentó huir, pero fue apresado a unas cuadras por el comisario Felipe Pereyra, en ese entonces a cargo de la custodia del Primer Mandatario.
Atentado contra Quintana.
El agresor en cuestión era Salvador Enrique José Planas y Virella, un catalán anarquista de 25 años y que declaró haber actuado solo, con la intención de asesinar a Quintana para lograr un "cambio total" en la conducción política. El primer anarquista en intentar matar a un Presidente fue sentenciado a diez años de prisión en la Penitenciaría Nacional, pero en 1911 logró fugarse junto a otros 12 reclusos y nunca más se supo de él. Se cree que volvió a su patria, quizás dedicó el resto de sus años a contar como casi acaba con la vida de un político sudamericano.
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El 24 de diciembre de 1929, el presidente Hipólito Yirgoyen se dirigía rumbo a Casa Rosada desde su casa de la calle Brasil, en el barrio de Constitución. Iba junto a su chofer, Eudosio Giffi; su médico personal, Osvaldo Meabe y el subcomisario Alfredo Pizzia Bonelli, cuando una persona efectuó cinco disparos contra el auto al pasar por el Hotel Tigre.
Reconstrucción del atentado contra el presidente Hipólito Yrigoyen, 1929.
Pizzia resultó herido en el abdomen y el agente Carlos María Sicilia, quien estaba de facción cerca del hotel, se lastimó en la pierna en la respuesta al ataque. El atacante resultó muerto en el enfrentamiento, recibiendo cinco disparos. Se trataba de un anarquista italiano, de 44 años, de nombre Gualberto Marinelli. Al haber fallecido, nunca se pudieron esclarecer las causas que lo motivaron a terminar con la vida de un presidente que sería derrocado 9 meses después por el primer golpe de Estado en Argentina.
Por Yasmin Ali
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