Carlos III y un gesto de amor millonario: la fortuna que gastó el rey para que su esposa Camila esté tranquila

Rey Carlos III y Camila. Foto: Reuters.

La tranquilidad tiene un precio, y en el caso de la reina Camila, su valor asciende a 3,5 millones de euros. Esa es la suma que Carlos III desembolsó para garantizar la privacidad de su esposa, en una decisión que refleja tanto la preocupación del monarca por su bienestar como el poder del dinero dentro de la realeza británica.

Este gesto, que sin dudas llamó la atención de la prensa británica, mostró la determinación del rey por proteger la salud mental de su esposa. ¿El motivo? La posible irrupción de turistas y curiosos en su refugio más preciado, un lugar donde encuentra la paz lejos y se olvida, al menos por un rato, de sus responsabilidades reales. 

Rey Carlos III y Camila Parker Bowles. Foto: Reuters.

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La fortuna que Carlos III gastó para la paz de Camila: "Su seguridad estaba en juego"

Para Camila, Ray Mill House no es solo una casa de campo, según dicen quienes trabajan cerca de ella. Es su santuario, el único espacio donde realmente puede ser ella misma, lejos de los focos de las cámaras y las miradas de los periodistas.

“En medio de toda la pompa y ceremonia de la vida real, Ray Mill es el lugar donde ella es simplemente la Camilla que va al supermercado y donde puede relajarse con sus nietos”, dijo el comentarista real Joshua Rom a The Post, citado por Page Six. “Es donde puede retener una parte de sí misma”.

Adquirida en los años noventa tras su divorcio de Andrew Parker-Bowles, esta propiedad se consagró como su refugio incluso después de convertirse en reina consorte. Allí pasea con sus caballos y perros, disfruta de la naturaleza y encuentra la calma que a menudo escasea en su día a día. 

Ray Mill House es una casa de campo del siglo XIX , catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Foto: Pinterest.

Sin embargo, la tranquilidad de Camila se vio amenazada recientemente cuando la finca cercana a la mansión salió a la venta. Los rumores sobre su futuro uso no tardaron en llegar: desde plataformas de alquiler turístico hasta un salón  eventos de gran magnitud como bodas y reuniones privadas.

La idea de que su remanso de paz se transformara en un destino comercial, con desconocidos al otro lado de la valla, comenzó a generarle preocupación y ansiedad, algo que el rey buscó combatir a toda costa. 

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Una decisión rápida y un gasto millonario

Fue entonces cuando Carlos III tomó una decisión definitiva: comprar la propiedad. El monarca, conocido por su meticulosa administración de los recursos reales, no dudó en desembolsar una suma millonaria para garantizar que su esposa no tuviera que preocuparse más por su privacidad. 

Ray Mill House se encuentra en Lacock, en Wiltshire, y a solo 15 minutos en auto de la residencia privada del Príncipe Carlos. Foto: Daily Mail.

Eso sí, el rey dejó en claro que la gran compra no se realizó con dinero público, sino que fue adquirida con fondos propios para garantizar el bienestar de la reina y evitarle un dolor de cabeza a futuro. 

Según fuentes cercanas a la pareja, la valla que separaba ambas propiedades era demasiado baja y dejaba la casa de Camila expuesta. "No era una opción permitir que esa propiedad se convirtiera en un lugar de alquiler para fiestas o celebraciones. La seguridad y la paz de la reina estaban en juego", comentó un allegado al diario británico The Times.

El rey Carlos y Camila Parker Bowles. Foto: Reuters.

Aunque la relación entre Carlos y Camila estuvo marcada por la controversia desde sus inicios, lo cierto es que el vínculo entre ellos resistió el paso del tiempo y las críticas. La reina consorte es un pilar fundamental para el monarca, especialmente en los últimos meses, durante su tratamiento contra el cáncer. 

Esta compra, más que una cuestión de dinero, es un símbolo de protección y cuidado. Si se quiere, es una respuesta a los años en que Camila se mantuvo al lado de Carlos, soportando la presión de la opinión pública y las despiadadas comparaciones con otros miembros de la realeza.