La poderosa carta que tiene China en su guerra comercial contra Donald Trump: las tierras raras

Tierras raras, minería. Foto: Archivo Reuters

El dominio de China en la cadena de suministro de tierras raras se convirtió en una de sus herramientas más poderosas en una renovada guerra comercial con el presidente de Estados Unidos. Estos minerales, utilizados para alimentar todo tipo de productos, desde iPhones hasta vehículos eléctricos, son componentes vitales para la tecnología avanzada que definirá el futuro.

Las tierras raras se convirtieron en elementos básicos en la fabricación de productos como televisiones, baterías de coches e incluso misiles, y China es un actor clave en esta industria.

Tierras raras. Foto: Archivo Reuters/Steve Marcus

Se trata de un grupo de 17 elementos químicos con propiedades magnéticas, lumínicas y conductoras sin parangón, esenciales para la fabricación de todo. No son tierras particularmente raras, pero en manos chinas se convirtieron en una poderosa arma comercial.

Es que, a diferencia de los aranceles, es un frente en el que Donald Trump tiene poco margen para tomar represalias.

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China representa el 61% de la producción mundial de tierras raras extraídas, pero su control sobre la etapa de procesamiento alcanza el 92% de la producción mundial. Por eso, durante décadas, Estados Unidos y otros países dependieron del suministro de estos metales procesados ​​por parte de Beijing.

El 4 de abril, tras años de advertencias veladas, el Gobierno chino impuso restricciones a la exportación de siete tipos de tierras raras como represalia a los aranceles “recíprocos” iniciales del 34% impuestos por Trump a los productos chinos. Las nuevas normas exigen que todas las empresas obtengan permiso del gobierno para exportar los siete minerales, así como productos relacionados, como imanes.

En un momento en el que Estados Unidos revive sus tensiones con el gigante asiático, China da señales claras de que podría restringir aún más la exportación de estos minerales. Cortar el flujo de tierras raras podría paralizar industrias enteras, desde la automotriz hasta la militar.