Sin precedentes: el número de incendios en la Amazonía alcanza su nivel más alto en 16 años durante el mes de junio

Deforestación cerca de Uruara, estado de Pará, en la Amazonía brasileña. Reuters

La situación en la Amazonía brasileña es preocupante: en junio se registraron 3.075 incendios forestales, lo cual representa un aumento del 20 % en comparación con el mismo período del año pasado. Además, estos datos marcan el mayor número de incendios para este mes en los últimos 16 años.

Los satélites del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), informaron que no se observaba una cifra tan elevada de incendios en la Amazonía brasileña durante el mes de junio desde 2007, cuando se contabilizaron 3.519 casos. Esta tendencia se ha venido incrementando de manera exponencial en los últimos meses, pasando de 768 incendios en abril a 1.692 en mayo, y ahora a 3.075 en junio.

Lamentablemente, la situación podría empeorar aún más: a medida que la región ingresa al período de sequía, que abarca de julio a octubre, los incendios tienden a aumentar. Esto lleva a tener que pensar sobre la importancia de tomar medidas urgentes para proteger y preservar la Amazonía, uno de los ecosistemas más valiosos de nuestro planeta.

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Además, según el INPE, se pronostica que los  fuegos continúen en aumento este año debido a los efectos del fenómeno de El Niño. Esto es así porque se espera que la región se vuelva aún más seca y con menos precipitaciones, lo que en crea condiciones más propicias para la propagación del fuego.

En lo que va del año, la Amazonía ya ha sufrido los estragos de 8.344 incendios, superando en un 10% el número registrado durante los primeros seis meses del año pasado (7.533). Estos datos preocupantes son los más altos en los últimos cuatro años para este período, solo superados por los alarmantes 10.606 incendios reportados entre enero y junio de 2019.

De los 23.356 incendios registrados en Brasil durante los primeros seis meses de 2023, un 44,2% se han detectado en el Cerrado y un 35,7% en la Amazonía.

Deforestación en el Amazonía. Foto: Reuters

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El Cerrado, el segundo mayor ecosistema de Brasil, es una de las zonas más castigadas

El crecimiento de los incendios es preocupante y la situación ha sido aún más compleja en el Cerrado, conocida como la sabana brasileña, que ha presenciado 10.322 focos de calor en el primer semestre de este año. El Cerrado, es el segundo mayor ecosistema de Brasil, rodea la Amazonía y es un importante horizonte agrícola. Lamentablemente, los hacendados en busca de preparar la tierra para sus cultivos, incluso en áreas protegidas, recurren a la quema indiscriminada.

De los 23.356 incendios registrados en Brasil durante los primeros seis meses de este año, un 44,2% se han detectado en el Cerrado y un 35,7% en la Amazonía. Aunque el área afectada por los incendios está en aumento en el Cerrado, es la selva amazónica la que históricamente ha sufrido las mayores consecuencias de estos desastres.

En las últimas cuatro décadas, la Amazonía ha concentrado el 43% de toda la superficie quemada en el país.

Indígenas Mura posan para una foto en un área deforestada de una tierra indígena en la selva amazónica cerca de Humaita, estado de Amazonas, Brasil. Reuters

Los datos de devastación son alarmantes. Solo en 2022, la Amazonía brasileña ha sufrido un incremento del 14% en el área de selva destruida en comparación con el año anterior, alcanzando un total de 163.000 kilómetros cuadrados de tierras arrasadas por las llamas. Esta situación requiere una atención urgente y medidas contundentes para proteger este invaluable ecosistema.

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La deforestación en la Amazonía aumentó un 60 % en el Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022) por la reducción de los controles, el desmonte de los órganos de fiscalización y la retórica antiambientalista del líder ultraderechista, que defiende la explotación incluso de las reservas ambientales e indígenas.

Deforestación en la selva amazónica en Manaos. Foto: Reuters

La recuperación de la Amazonía brasileña es uno de los principales compromisos del Gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, que asumió en enero pasado y se esfuerza en combatir las actividades ilegales en el bioma y en recordar a los países ricos la necesidad de apoyar financieramente esa batalla para evitar una crisis climática mundial.