El "nuevo turismo", sustentable y regenerativo: el decálogo para viajar y conocer sin dejar huella

Laguna de Utracán. Foto: Instagram / turismo.lapampa.

Los viajes y el turismo son una de las actividades con mayor impacto ambiental, debido a la huella de carbono que dejan los traslados aéreos y terrestres, así como por las obras de infraestructura (carreteras, complejos hoteleros) y los residuos que los viajeros generan.

Sin embargo, viajar también es una forma de conocer y conectarse con entornos naturales, y aprender a cuidarlos.

En el actual contexto de emergencia climática y ambiental, el cuidado de los paisajes y ecosistemas se ha vuelto una premisa de los viajeros más concientes.

Caminata, naturaleza. Foto: Pexels.

En la Argentina, gracias a la gran variedad de paisajes, existen muchos destinos sustentables para conocer. Como por ejemplo, recorrer en bicicleta la Quebrada de Humahuaca, realizar una caminata en la cordillera de los Andes hacia el "Cráter del Volcán Corona del Inca" en La Rioja; o visitar el Parque Nacional El Palmar, en la provincia de Entre Ríos para hacer ecoturismo y disfrutar de un safari fotográfico, cabalgatas, avistaje de aves y excursiones nocturnas.

En un principio se hablaba de turismo sostenible, que es aquel que busca mitigar o neutralizar los impactos negativos en el ambiente y las comunidades.

Quebrada de Humahuaca, Jujuy. Twitter.

Hoy se empieza a hablar de “turismo con propósito” y de “turismo regenerativo”, que propone la restauración ambiental y social de los territorios a partir de experiencias que activen conexiones entre los visitantes, las comunidades y los ecosistemas.

Alojarse con una familia de la comunidad o practicar el agroturismo ofrece a los turistas la oportunidad de mantener conversaciones significativas con los lugareños, probar algunas de sus recetas tradicionales y, aprender sobre sus tradiciones y costumbres.

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Ecoturismo en reservas naturales

Cerca del 80% del territorio argentino está en manos privadas, según datos de la Fundación Vida Silvestre Argentina.

“Por eso es importante encontrar herramientas para que en estos espacios, la producción conviva con el mantenimiento y la regeneración de los ecosistemas” - Flavia Schutt, coordinadora de la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas.

Esta organización está conformada por más de 90 establecimientos y diez organizaciones conservacionistas en todo el país. Casi la mitad de las reservas naturales privadas tienen al turismo como actividad principal o complementaria de otras como producción agroecológica y ganadería.

Reserva Natural Lago del Desierto. Foto: NA.

La Red provee asistencia técnica para el manejo sostenible del territorio y capacitación para realizar tareas de mantenimiento de senderos y de infraestructura de uso público, combate de incendios, control de especies exóticas, acompañamiento de investigadores, atención a visitantes o tareas de educación ambiental.

En Argentina, al estar los recursos naturales bajo la jurisdicción de cada provincia y no haber una ley nacional de presupuestos mínimos para reservas naturales privadas (varios proyectos quedaron “cajoneados” en el Congreso), su existencia depende de la situación económica de los propietarios, y en caso de fallecimiento, de la voluntad de sus hijos o herederos.

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Turismo comunitario

En la localidad tucumana de Amaicha del Valle funcionan varios emprendimientos turísticos gestionados por las comunidades originarias, como la bodega “Los Amaichas” y diversos hospedajes y comedores en casas de familia.

“En la comunidad hay una práctica continua de lo asociativo y cooperativo. La dificultad está en crear conciencia de que podemos ser parte activa del Turismo. Siempre nos dijeron que podíamos ser mucamas, jardineros o recepcionista del hotel, pero nunca que podemos ser dueños de los emprendimientos, alojando visitantes en nuestras casas, o siendo guías vaqueanos que conocemos el territorio porque vivimos aquí arriando animales”, reflexiona Sebastián Pastrana, uno de los coordinadores y guías turísticos de la comunidad.

Para la mayoría, estas actividades son un complemento de la economía familiar. “Seguimos siendo agricultores, artesanos, productores de vino, criadores de cabras, pero además somos dueños de hospedaje y comedor en nuestros hogares. Muchos se animaron a abrir sus casas, brindando la posibilidad de comer bajo la parra, comprar artesanías o probar vino patero”, comenta.

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Impacto local

En el parque nacional El Impenetrable, creado en 2014 en Chaco, se lleva adelante el programa “Emprendedores por naturaleza”, que capacita a los pobladores para que generen su propia fuente de ingresos a partir de actividades como el turismo y la gastronomía.

La yaguareté Nalá, liberada en el Parque Nacional El Impenetrable. Foto: argentina.org.ar

César Luna es uno de los participantes del programa, impulsado por la Fundación Rewilding Argentina, como guía para paseos en kayak, en bicicleta y senderismo. “La gente busca cada vez más estar en contacto con la naturaleza y alejados de las ciudades, y eso nos favorece”, comenta.

Luego de una fuerte caída de la actividad entre 2020 y 2022 por la pandemia, el nuevo escenario del turismo ofrece una oportunidad para revalorizar los destinos internos, de cercanía, y conocer la diversidad cultural y ambiental del país.

Estancias y pueblos rurales, reservas naturales y actividades como el trekking y el avistaje de especies autóctonas son cada vez más demandados. No obstante, persisten algunas barreras para el desarrollo del sector, como la falta de conectividad y de servicios básicos.

La pandemia afianzó al turismo de naturaleza y regenerativo como una alternativa para vincularnos con el “otro” y con el planeta. Son tiempos para viajar con propósito: ser parte de un movimiento de restauración ambiental y puesta en valor de las economías locales y regionales.

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Decálogo del turista sustentable

1. Minimizar la cantidad de residuos

Separar los residuos reciclables de los que no lo son y generar la menor cantidad de basura posible.

2. Cuidar el agua y llevar una botella o termo propio

En caminatas por parques, bosques, o ciudades, es recomendable llevar un recipiente reutilizable y así evitar comprar botellas de plástico de un solo uso.

3. Comprar productos locales

La sustentabilidad también implica apoyar a las comunidades, eligiendo artesanías y lugares para comer que sean típicos del lugar.

4. Contratar tours locales

Priorizar a guías y emprendimientos turísticos de cada comunidad

5. Hospedarse de forma responsable

En caso de acampar, informarse previamente acerca de cuáles son los lugares en los que está permitido hacerlo. Ser responsable en el uso del agua y la energía.

6. Realizar actividades en contacto con la naturaleza

Las vacaciones son una excelente oportunidad para hacer avistajes de fauna, paseos por bosques o la orilla del mar. Existen servicios turísticos enfocados en el cuidado del ambiente y cuentan con programas de protección de los recursos naturales que impactan positivamente en las comunidades.

7. Respetar la flora y fauna

No extraer plantas, no alimentar ni molestar a los animales, no hacer ruido ni dejar basura.

8. Optar por las caminatas y el uso de bicicletas

La bicicleta es un gran medio para trasladarse sin afectar al ambiente. Es posible alquilarlas en muchos destinos, sobre todo en las grandes ciudades.

9. Adecuarse a las costumbres de los lugares de destino

Una parte fundamental de viajar es el encuentro entre culturas y es esencial respetar en todo momento las costumbres y las tradiciones locales.

10. Fomentar condiciones laborales dignas que respeten los derechos de los trabajadores

Verificar que las experiencias que consumes se han producido en condiciones laborales dignas, integrando a la población local o en riesgo de exclusión social y evitando la explotación o la insalubridad