Este 10 de noviembre se cumple un nuevo aniversario del nacimiento del autor del Martín Fierro. Murió el 23 de octubre de 1886, una fecha que podría haberse adelantado teniendo en cuenta la cantidad de situaciones de película que debió sobrellevar el escritor, militar y periodista.
Este 10 de noviembre se celebra el Día de la Tradición, fecha que recuerda el nacimiento de José Rafael Hernández. Nacido en 1834 no solo fue autor del "Martín Fierro", también un sobreviviente de sus propias aventuras.
A pesar de haber sido famoso en vida, igual de halagado como criticado, por ser autor de la obra máxima de la literatura gauchesca. Su vida fue un sinfín de accidentes que podrían no solo haberle costado la vida, además merecen un relato aparte.
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Hernández no solo le dedicó su vida a las letras, también a las armas iniciándose como militar en la defensa de la autonomía del Estado de Buenos Aires entre 1852 y 1872. Fue para esa época, en 1853, donde le esquivó por primera vez a la muerte en el Rincón de San Gregorio; con 20 años se unió a las tropas del coronel Pedro Rosas y Belgrano para pelear contra el ejército de Hilario Lagos.
Años después, en 1857, un rayo mató a su padre. La tragedia lo dejó a él y a su hermano Rafael en la calle, obligando a los Hernández a estar codo a codo en cada aventura y batalla que les presentó la vida. Desde entonces, forjaron una relación inquebrantable que quedó plasmada en uno de los versos del gaucho más famoso:
"Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera;
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de afuera.”
Para 1858 se batió a duelo con un oficial, por asuntos de orgullo viril, que no le dejó más remedio que abandonar el ejército porteño. Al tiempo una bala perdida pudo terminar con su vida, peleando para Justo José de Urquiza en Cepeda o en Pavón (hay discusiones) o la Cañada de Gómez, donde muchos compañeros murieron degollados por los hombres de Venancio Flores.
1864 fue otro año donde le esquivó a la parca. Había decidido ir a buscar a su hermano Rafael, decidido a pelear en Paysandú, acompañando la heroica defensa de Leandro Gómez. Fue parte también de los feroces combates de las guerras jordanistas en Entre Ríos, siendo secretario y escribiente de López Jordán.
La terrible epidemia de fiebre amarilla no le fue esquiva, para la misma época había vuelto a Buenos Aires a visitar a su esposa teniendo orden de captura y su historia pudo haberse terminado ahí. Al año siguiente, concedida la amnistía a los jordanistas, volvió de Montevideo con la historia del gaucho Martín Fierro distribuyéndola bajo el pseudónimo de “Polilla”.
Había logrado una fama que trascendía fronteras, pero de manera silenciosa ya estaba librando una batalla: la diabetes. Pero no fue esto lo que terminó con su vida, si no una complicación cardíaca. El 21 de octubre de 1886, el hombre que había podido vencer a balas perdidas, epidemias y duelos cerraba sus ojos para siempre, dejando un legado que aún prevalece en la idiosincrasia argentina.
En su entierro en el cementerio de la Recoleta su hermano Rafael habló ante los presentes: “En las actividades de su vida, y merced a su poderosa organización intelectual, guiaba su mente por distintos rumbos, sin distracción ni confusión”. Así fue como ejerció las distintas tareas que jalonaron su vida. “Hombre de espada y de pluma, del bosque, del salón, de tribuna y espuela”.
Por Yasmin Ali
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