Ágil, leal y silencioso: así es el aguatero, una de las aves más increíbles que probablemente no conocías

Así es el aguatero, una de las aves más increíbles. Foto X @AlanBenadia

El aguatero es un ave fascinante que confía en su capacidad de mimetizarse con el entorno para pasar desapercibido ante posibles depredadores. Además de su singular plumaje y su habilidad para desplazarse con agilidad en ambientes acuáticos, se destaca por la sutileza de su vuelo, casi imperceptible.

Su nombre científico es Nycticryphes semicollaris y pertenece a la familia Rostratulidae, un grupo de aves nativas de América del Sur. Se la puede encontrar principalmente en ambientes de agua dulce en Argentina, Brasil y Uruguay.

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El aguatero, un ave tan tierna como fascinante

Según especialistas en biología, el aguatero prefiere habitar lagunas, ríos, orillas de estuarios y zonas húmedas con vegetación densa. De tamaño mediano —alcanza entre 19 y 25 centímetros de largo—, se mimetiza perfectamente con el entorno gracias a su plumaje en tonos marrones, beige y blanco, lo que le permite tanto protegerse como cazar con eficacia.

El aguatero es un ave fascinante que confía en su capacidad de mimetizarse. Foto: Pinterest Fábrica Mohn S.A.

Los biólogos explican que tiene marcas oscuras en la espalda y un cuello corto, además de un pico recto y levemente largo, ideal para alimentarse. Como buena ave carnívora, basa su dieta en pequeños invertebrados acuáticos, como insectos y crustáceos.

Ahora bien, ¿por qué se dice que vuela en silencio? Porque combina aleteos firmes con planeos suaves, moviéndose con las patas estiradas hacia atrás. Suele volar a poca distancia de su nido y aterriza con gran delicadeza entre la vegetación. También es ágil desplazándose sigilosamente por arroyos y humedales, donde atrapa a sus presas sin hacer ruido.

Los aguateros son ágiles, fieles y silenciosos. Foto: Unsplash.

Por último, este pájaro tiene un comportamiento solitario y territorial, aunque a veces se lo ve en pequeños grupos. Es monógamo y extremadamente fiel a su pareja. Durante la temporada de lluvias —que coincide con su época de cría— construyen el nido cerca del agua. La hembra pone entre dos y tres huevos, y lo más tierno de todo: ambos padres se encargan de cuidar a los pichones.